Llevamos unos días viendo en España como florecen movimientos e ideologías que parecía que llevaban un tiempo enterradas porque la crisis tapaba cualquier otro tema.
Ha vuelto a aparecer la demanda catalana de independencia. No sé si realmente es el mejor momento de pedirla, quizá es una estrategia para desviar la atención al insostenible estado de las cuentas que está destrozando los derechos sociales más importantes: la Sanidad y la Educación. Quizá sea que quieren independencia fiscal y por eso piden mucho más de lo que quieren, normalmente cuando eso ocurre ambas partes quedan satisfechas porque suelen dar y recibir más de lo que pensaban en un primer momento.
En la prensa leo día a día que, por un lado está la insaciabilidad de los Catalanes y por otra la reticencia del Gobierno a dar su mano a torcer, pero lo que nadie dice es si de verdad, la gente, el pueblo en su amplia mayoría desea.
Las estadísticas indican que un 50% de la población está a favor de la independencia total. Creo que para una medida tan importante es poco el apoyo ya que debería ser algo demandado por la amplia mayoría de los catalanes.
Mi reflexión es la siguiente: Si quieren independencia por mí perfecto, es su decisión y creo que cada pueblo debe ser soberano para elegir sus signos de identidad y su libertad.
¿El momento? quizá no es el mejor porque hay otras cosas más importantes como intentar que todo el mundo tenga una vida digna y una atención primaria decente.
Lo que sí pienso que si va a haber una ruptura con España, una amplísima mayoría de la población catalana debería estar de acuerdo con ella y que esto no sea una excusa para sacar tajada a la brecha económica que tenemos encima.
Os dejo con la imagen del día, el equinoccio de Otoño:
Imagen obtenida: http://observatorio.info/2012/09/analema-austriaco/
Eduardo, según la constitución española, la soberanía nacional recae sobre todos y cada uno de los ciudadanos españoles. Como, por otra parte, la constitución no reconoce la soberanía popular estás cayendo con tu reflexión en el error que pretenden imponer a toda la ciudadanía los nacionalismos periféricos. Si estuviera reconocida por la constitución la soberanía popular puedes estar seguro de que yo sería el primero en convencer a mis vecinos de barrio, la Fuente del Oro de Cuenca, para secesionarnos de este absurdo país en el que vivimos y crear una república independiente. No puedo decir públicamente, aunque me lo tengo más que pensado, de qué viviríamos por si los del barrio de las Quinientas se enteran y se nos adelantan a los "fuenteaurenses", así sería como nos llamaríamos. Fíjate, con este tonto ejemplo, si la tan cacareada "soberanía popular" puede llegar a ser algo, no ya absurdo, sino peligroso para un país lleno de trepas listillos que te montan un chiringuito fiscal, inmobiliario, playero o del tipo que sea en menos que canta un gallo. En todo caso, y mientras que no haya una constitución que reconozca la soberanía popular como derecho, cualquier decisión acerca del futuro de Cataluña o de cualquier otro lugar de España incumbe a todos y nadie puede otorgarse el derecho a decidir sobre una parte de ese todo que es la nación española.
ResponderEliminarSi, está claro que repercute al resto de España, pero también ellos piensan eso pero al revés ¿no crees?.
ResponderEliminarYo únicamente digo que la constitución vigente contempla el concepto de "soberanía nacional", mientras que ignora el de "soberanía popular". El primero, que es el legal y vigente, reconoce a cada ciudadano como soberano de la totalidad del territorio nacional, por tanto, a día de hoy así están las cosas, le guste a los nacionalistas o no. Para satisfacer sus pretensiones habría que modificar la constitución y someter al refrendo de todos los ciudadanos la modificación y posteriormente habría que disolver las cortes y convocar nuevas elecciones. Todo esto que te cuento no es un invento mío, sino que es el procedimiento previsto en la constitución para ser modificada, pero lo que los catalanista pretenden es que el Estado español se salte la constitución a la torera para lograr sus fines. Si así se llegara a hacer, España se convertiría en una república bananera a los ojos de la legalidad internacional y como tal podría ser tratada a todos los niveles. ¡Ah! y la constitución es tan clara al respecto que no caben lecturas relativistas.
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